Soy de ciudad chica, pero estudio en ciudad grande: conociendo gente nueva

En una entrada anterior les hablé de cómo el transporte público es todo un tema para una persona que jamás en su vida se ha subido a un colectivo, y cómo las idas y venidas de mi ciudad a la ciudad que elegí para estudiar plantean una dualidad importante a la hora de tomar decisiones para mi futuro. Hoy les voy a hablar de la gente: por qué siento que la gente de Mendoza es diferente a la de otras provincias, y la de capital es diferente a la de mi pequeña ciudad sureña.



Una vez un compañero de la facultad me dijo que para él, las provincias eran como personas de diferentes edades: Córdoba es una pendeja rebelde de 18 años, Buenos Aires es una exitosa treintañera, Salta es una señora pituca de cuatro décadas, y Neuquén es un nene rico de primaria que está sorprendiendo a todos con lo rápido que está creciendo. ¿Y Mendoza? Mendoza es un señor de bastón y corbata, que luce con dignidad sus bien llevados 80 años.

Sí señores: Mendoza es una provincia vieja. Además de que sus gobernadores son ortodoxos, hay cierta mentalidad en la gente, ciertas pautas de conducta, que reflejan nuestra octogenariedad. Hasta la juventud tiene costumbres rígidas, avejentadas: se sale a determinados lugares en determinados días, salir en día de semana sólo puede pasar si la ocasión es muuuy especial, y cuesta lograr que el grupo quiera ir a un lugar donde no te encuentres siempre, cada vez, con la misma gente.

Escudo de la Ciudad en la Plaza Independencia

Cuesta abrirse paso en la sociedad mendocina: en todos los grupos te reciben con calidez, pero siempre hay una barrera de intimidad que es casi imposible de cruzar si no pertenecés desde el día cero. El mendocino es cerrado, desconfiado, fiel a sus costumbres: puteamos por la Vendimia, pero que venga un sanjuanino a decirnos que la Fiesta del Sol es más linda y lo sepultamos en sus propias piedras.

Es así, los mendocinos nacemos con arrugas y dentadura postiza. Somos Benjamin Button, pero sin la parte de rejuvenecer.

Así que se podrán imaginar que mudarse en Mendoza hace la socialización un poco más difícil de lo que podría ser en Córdoba, por ejemplo. En Córdoba la gente se te tira encima para conocerte (y para otras cosas que no diré porque me leen menores), mientras que en Mendoza hay que hacer cierto mérito para que quieran acercarse a una. La gente se mueve como en clanes: si vas al mismo boliche durante tres sábados seguidos, probablemente encuentres escasas variaciones de gente. Pero después del tercer sábado, mágicamente, pareciera que todos se pusieron de acuerdo para empezar a ir a otro diferente.

Calle Arístides Villanueva

Estas son pautas que yo nunca terminé de entender completamente, porque ya no me gusta demasiado salir y cuando lo hacía todavía estaba abierta la famosa calle Arístides Villanueva, ícono de la noche mendocina que fue muerta y enterrada por los reclamos de algunos viejos de la zona a los que tanta juventud les planchaba las arrugas.

Hay algo a lo que una, como inmigrante sanrafaelina en el Gran Mendoza, nunca termina de adaptarse, y es a ese resentimiento y burla velada que aparece en la mirada de los capitalinos cuando les digo que soy de San Rafael.

Plaza y parque infantil en San Rafael

Hay cierto resentimiento, resquemor o qué-sé-yo-qué hacia el departamento sureño más importante, porque, según las malas lenguas, hubo una época en que nos cansamos de depender de estos giles del norte y pedimos permiso a la Nación para poder formar una provincia aparte. Algo así como North y South Carolina versión cuyana.

Pero a ver, capitalinos, granmendoceños (?) y demás gente del norte: yo amo mi provincia, amo Mendoza, la Vendimia (excepto por algunas cosas que ya comenté en esta entrada), la montaña, la ciudad, amo Potrerillos y el Valle Grande, y amo que esté todo unido por el amor al vino (ah re). Supérenlo. Y déjenme en paz.




Así que díganme, gente hermosa en los comentarios: ¿qué piensan de la teoría de las edades de las provincias? ¿Qué edad tendría la suya? ¿Hay donde viven algún conflicto parecido al que les conté?

Les mando un saludo, y, por cierto… ¡Feliz Vendimia!

Share:

2 comentarios

  1. Hola! Me encantó la entrada. Soy de E.R y no seee que edad tendría. Me lo imagino como un señor de 40 medio campesino xD Soy de la Capital y en la universidad veo un poco como se siente la diferencia de los que son de acá y de otros pueblos de alrededor. También probé en estudiar en Santa fe capital pero los viajes y la carrera terminaron agotándome(?? Siempre se sienten las discusiones entre Santa fe y Paraná jaja. No conozco Mendoza asi que me gustaria ir a conocerla ♥ a pesar de como pintas a la gente jajajaja.
    Beso!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Jajajaja ay no, espero no haber dejado mal a mi provincia! Somos buenos dentro de todo... Sólo un poquito complicados!
      Además, no quiero presumir (?) pero Mendoza es hermoso, de verdad.
      Las discusiones entre Santa Fe y Paraná son legendarias! Se conocen hasta en este lado del país!
      Gracias por comentar <3 Un saludo!

      Borrar

Este blog está asociado con Tinker&Co., por lo que con cada comentario que me dejes, nacerá un hada en el País de Nunca Jamás.

¡Ayudanos a luchar contra la extinción de las hadas! ¡Dejá un comentario!